jueves, 5 de septiembre de 2013

El nacionalismo, valor absoluto

Ya en fechas cercanas a la fiesta de la Diada del 11S, considero oportuno el título de la presente columna puesto que la Diada se ha convertido de facto en una fiesta raptada por el nacionalismo al servicio de su fin último: la independencia, algo que como bien sabemos no tiene nada que ver con su origen histórico.

Es innato al ser humano tratar de llenar la sed de absoluto y de trascendencia que experimenta en la vida. Las ideologías pretenden de alguna manera llenar ese absoluto. La historia nos muestra muchos ejemplos en que las ideologías se caracterizan por constituir un sistema cerrado donde la visceralidad y la irracionalidad abundan a sus anchas y donde la razón y la inteligencia en demasiadas ocasiones brilla por su ausencia. Algo tan ordenado como el amor a la patria, a la propia tierra, el orgullo por la historia propia y los derechos históricos, a la lengua y a la cultura propia pueden convertirse en un desorden cuando se elevan a la categoría de ideología.

El nacionalismo es un ejemplo de libro de ideología post-moderna. Todo - la cultura, la moral, el derecho, la política... - queda supeditado a un fin. Un absoluto en toda regla. Ejemplos ilustrativos, algunos de importancia insignificante, hemos contemplado en los últimos tiempos:

- en Sant Cugat por ejemplo, algunos 'tics' recientes del Gobierno municipal de CiU se enmarcan en estas coordenadas del nacionalismo: pancartas sobre la 'cadena humana' colgadas de cables electricos en pleno centro de la ciudad en incumplimiento flagrante de las ordenanzas municipales sin que haya sido retiradas por el Ayuntamiento; material (teóricamente custodiado po la brigada municipal) para carteles de partidos políticos en época electoral sorprendentemente al servicio del simulacro de la cadena humana organizada por los independentistas que tuvo lugar en la ciudad a principios de julio, subvenciones a entidades independentistas...

El carácter absoluto hace que apenas sea criticado por el establishment, al menos públicamente, so pena de quedarte sin subvenciones o de ser 'condenado' a un tipo de 'exclusión social' muy sutil: si lo criticas, eres acusado de 'traidor'.

Fuera de Sant Cugat también hay ejemplos:
- la cadena humana nudista de este verano en Palamós, con el flamante lema, 'nudismo por la independencia', es otro ejemplo patético de este sistema absoluto. En esta ocasión tenemos el cuerpo al servicio de la ideología.

- la pedagogía del odio, plasmada en la más que habitual quema de banderas opuestas a la ideología, muchas veces con el silencio cómplice de las autoridades que velan más por sus principios ideológicos que por el cumplimiento de la ley.

- los viajes de la vicepresidenta de la Generalitat al Vaticano para tratar de conseguir un 'determinado perfil político' del futuro arzobispo de Barcelona (cesaropapismo versión 2.0). En este caso, la religión al servicio de la ideología.

- el chorro de subvenciones de carácter identitario (25 mill.€para financiar los costes de la cadena) cuando hay graves carencias sociales.
- aunque quizás lo más grave, es pretender aprovecharse del descontento popular y las situaciones, muchas veces trágicas, que atraviesa la población por la crisis económica para generar rencores y romper la cohesion social fomentando el independentismo (CiU:'Catalunya subsidia a España')

Y siempre, todo ello, a) con unas gotas de victimismo - que es directamente proporcional al grado de autonomía que tenemos, superior por cierto al de muchos estados federales - y b) hablando siempre 'en nombre de Catalunya' y desde hace poco de 'expolio fiscal' - ignorando que el actual sistema de financiacion fue aprobado por el Parlament -. En fin...

Como dijo Rafael de Casanova, 'Visca Catalunya, visca les Espanyes!'

Bruno de Salvador, regidor del PP

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